Crecí en una casa que construyeron mis padres poco a poco en medio de la montaña rodeada de animales y naturaleza. Fue un proyecto
conjunto entre varios familiares y amigos. Trabajaban en la tierra cultivando tomates, haciendo queso y lo que el campo les ofrecía dependiendo de la estación. De ahí que me guste todo lo que tenga que ver con las manos, el contacto con cada material y la creación.
Estudié ingeniería de diseño industrial y un máster de interiorismo y aunque me gustó todo ese sector, me di cuenta que más que elegir objetos para crear espacios, lo que realmente disfrutaba era haciendo esos objetos yo misma.
He probado algo de costura y cuero; me relaja tejer. También trabajé varios años en el sector de la joyería, donde aprendí sobre el metal y sus diferentes estados, lo que me permitió entender más a fondo su comportamiento y posibilidades. Estuve un tiempo inmersa en el macramé y sus infinitas variantes, hasta que conocí el barro.
Llevo varios años yendo a talleres y probando diferentes técnicas y donde más rápido se me pasan las horas es en la mezcla de técnicas de pellizco y churro. Empiezo a modelar sin saber cuál será el resultado, ni las medidas ni la forma que tendrán. Surco ha surgido con el apoyo de mi entorno y mi creencia de apostar por una manera libre de crear sin ceñirme a ningún patrón ni molde.
Soy una persona cálida que se expresa a través del contacto, una caricia, una palabra de ánimo, un abrazo… y con la cerámica me pasa lo mismo. Me gusta dedicarle tiempo a cada proceso, el gesto de los dedos en el barro, que se vea a primera vista que no está hecho por una máquina, que detrás de cada objeto hay una persona que mima cada detalle.
Bienvenidos a Surco, gracias por formar parte. ☀️🌱
Sara.